"Los muertos no mienten": El nacimiento de una pareja de detectives única
La novela negra no es mi género favorito, lo reconozco... "Twin Peaks" me marcó mucho de pequeña y los muertos en extrañas circunstancias no me llaman especialmente. Pero Babelio me ofreció este libro, había visto que tenía muy buenas críticas y no he podido resistirme a Will Parker, la señora P y el Nueva York de los años 40. Yo, fan de Peggy Carter forever.
Willowjean Parker escapó de casa muy joven y acabó trabajando en un circo. En una de esas noches libres entre función y función, su camino se cruza con el de la afamada detective Lilian Pentecost, cambiando la vida de ambas para siempre. Will tiene un don especial para captar detalles, es inteligente, descarada y con iniciativa. De alguna manera, la señora P se reconoce a sí misma en ella y no tarda en tomarla como asistente. Juntas resuelven los misterios que asolan el Nueva York de los años 40, pero en este "Los Muertos no Mienten" –que apunta ya a primera entrega de una saga–, Will, narradora de sus aventuras, se centra en el caso de la familia Collins.
La alta sociedad de la ciudad se reúne en casa de los Collins para una fiesta de Halloween. La velada incluye la llamativa participación por sorpresa de una adivina, pero la sesión no sale como se esperaba y Abigail Collins termina muerta en lo que empieza siendo un misterio de habitación cerrada, gran clásico de Sherlock Holmes. ¿Quién es el culpable?
Antes de comenzar la novela, el autor nos cita una frase de "El hombre en la niebla" de Agatha Christie: "Muy pocos de nosotros somos lo que parecemos". Y creo que esta es la premisa en torno a la que se mueve toda la historia: Stephen Spotswood nos presenta a una serie de personajes y va encajando las piezas del puzzle de tal manera que cualquiera de ellos puede ser el asesino. Cuando crees que tienes una pista, aparece alguien que también tendría sus propias motivaciones contra la señora Collins y el juego parece comenzar de nuevo.
Sí, digo "crees" porque yo también he acabado implicada en la trama como una tercera detective. La complicidad con la que Will comparte su historia con el lector hace inevitable que sienta que forma parte de lo que está ocurriendo. Aunque la señorita Parker tampoco lo cuenta todo... Spotswood tiene la habilidad de saber cuándo su pareja de detectives tiene que callarse, pero sin dejar de insinuar a la vez que se ha descubierto información importante, de manera que el lector se mantiene despierto, activo y preguntándose qué detalle se le ha escapado.
“Es mejor tener conocimientos y no necesitarlos que a la inversa”
Me ha parecido una historia maravillosa. Muy entretenida, te engancha hasta el final. La pareja protagonista es interesante, con muy buena dinámica y además cada una de nuestras detectives es compleja por sí misma, con su historia, sus debilidades... La trama está muy bien tejida, mantiene el misterio constantemente porque todos son sospechosos y la investigación avanza poco a poco pero con buen ritmo, recolectando datos de aquí y de allá, recurriendo a fuentes variopintas... ¿Hay un culpable? Sí, claro, pero como ninguno es lo que parece, todos tienen trapos sucios.
Stephen Spotswood tiene un estilo limpio y directo, de esos en los que nada está puesto ahí por casualidad y además te lo plasma de una manera sencilla pero a la vez muy cinematográfica. A esto ayuda también la elección del Nueva York de los 40 como ambiente en el que se desarrolla la trama porque en la mente del lector, o al menos en la mía, aparece fácilmente toda la estética y estilo de vida de la época gracias a lo visto en las películas.
Vamos, que me he sumergido de lleno en este "noir" clásico al que el autor ha sabido imprimirle aires nuevos a través de personajes que se salen de la norma dictada en aquellos años y que te llevan de la mano por una historia de lo más absorbente.¡Ya estáis tardando en leerla!
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