"La mujer pintada" o cómo la mujer en el arte fue más que una musa

 

La mujer pintada

Recuerdo cuando estudiaba Historia del Arte en el instituto. Entonces todos los artistas del temario eran hombres y sólo nos preguntábamos por la identidad de una modelo si se trataba de un retrato propio de la corte, es decir, si era un rey o un noble, o si el cuadro en cuestión era muy famoso, entiéndase La Gioconda, por ejemplo.

Así que me encantaba “La Venus del espejo”, pero nunca supe quién fue la modelo porque lo que interesaba estudiar era la composición, lo que el artista quería representar y, en todo caso, puestos a saber algo del origen del cuadro, te decían a quién perteneció o quién lo encargó.

También es cierto que muchas veces conocer la identidad de la modelo es algo que no ha trascendido en la historia hasta nuestros días y muchas siguen siendo desconocidas. En el caso de la Venus del espejo, se especula con que fuera amante de Velázquez o que incluso pintase el cuadro sin modelo, pero esa es otra historia.

“La mujer pintada” de Teresa Arijón pone nombres y apellidos a muchas de aquellas musas: amantes, reinas, bailarinas, costureras… Y también artistas, que muchas de ellas lo fueron y, sin embargo, sus nombres no trascendieron con el mismo peso con el que sí lo hicieron los de sus coetáneos varones.

Alice Prin, conocida como Kiki de Montparnasse, además de modelo, fue cantante y actriz. Mary Cassat fue una pintora impresionista americana amiga de Degas. Victorine Meurent fue la musa de Manet. Zelda Sayre fue mucho más que la mujer de F. Scott Fitzgerald. También hubo figuras tan enigmáticas como Cleopatra, sobre la que aún hoy se discute si era rubia, morena, de piel aceitunada o clara. Y tan adelantadas a su tiempo como la surrealista Claude Cahun, quien ya en los años 30 tuvo la osadía de proclamar: “Neutro es el único género que me viene bien”.

De todas ellas y de muchas más nos habla Arijón en este ensayo que la autora va alternando además con su propia experiencia como modelo, creando una curiosa contraposición entre la “tradición histórica” y el desempeño más actual del oficio de posar. La lectura se hace muy amena porque no se trata de perfiles en profundidad, sino de capítulos de una, dos o tres páginas en los que se nos cuentan brevemente algunas anécdotas, curiosidades o momentos destacados de la biografía de cada una de estas mujeres.

Digamos que es un poquito como “El infinito en un junco” de la historia del arte. Un libro que te da las pinceladas justas aquí y allá de forma que despierta nuestra curiosidad por saber más, investigar quién fue Sarah Brown, Suzanne Valadon, Simonetta Cattaneo o Leonora Carrington, por ejemplo, que son algunos de los nombres que ya tengo en mi lista de “Quiero saber más”.

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Por supuesto, hay perfiles que me han gustado más y otros menos. También ha habido capítulos en los que me he sentido más perdida porque a veces Arijón exige un nivel de conocimiento de la historia del arte, de sus entresijos y relaciones entre artistas que hace que al lector común se le puedan pasar referencias por alto. Sin embargo, esa “familiaridad” que tiene al escribir te da también la sensación de estar echando un ojo a las bambalinas de un mundo fascinante que, aunque no entiendes del todo, estás deseando descubrir.

En fin, que, en general, me ha gustado bastante “La mujer pintada” porque me interesa el tema que aborda y me ha dejado con muchas frases subrayadas, pasajes para conservar... El libro termina además con una recopilación de frases y también con un glosario de obras y artistas femeninas que me gustaría revisar con calma porque te describe cuadros, te habla de relaciones entre artistas, muchos nombres que solo se mencionan…

La mujer pintada ensayo


Es un ensayo para leer teniendo a mano papel y lápiz e internet. Es un libro para trabajárselo si buscas introducirte en el mundo del arte desde el punto de vista femenino, si te apetece descubrir la cantidad de mujeres que fueron musas de grandes nombres del arte, pero que también fueron en muchas ocasiones artistas y sin ellas no existiría la historia del arte que conocemos hoy. ¿Cómo sería “La dama de Shalott” sin Lizzy Siddal? ¿O el retrato de Madame X? ¿Y la Venus de Botticelli? "La mujer pintada" hace algo muy importante y es dar el primer paso: reconocer que existieron y tuvieron un impacto. El resto de la historia queda en manos de la curiosidad del lector.





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“La mujer pintada” pertenece a la colección ensayo de Lumen. Está editado en tapa blanda con solapas, con una sugerente imagen de cubierta de Juan Lascano y tiene 332 páginas. Teresa Arijón es una poeta, traductora y editora nacida en Buenos Aires.


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