"La primera mano que sostuvo la mía" de Maggie O'Farrell

La primera mano que sostuvo la mía


Hace años que no leía a Maggie O'Farrell. La descubrí con "La extraña desaparición de Esme Lennox" allá por 2010 y veo que sigue fiel a su estilo. Es una autora de personajes, no de acción. Tiene sus puntos álgidos de vez en cuando a lo largo de la narración pero el centro de todo es seguir el día a día de sus protagonistas. En este "La primera mano que sostuvo la mía" encontramos dos tramas que se desarrollan en épocas distintas: la vida de Lexi e Innes en un Londres de posguerra y la de Elina y Ted que viven en la actualidad.

Lexi es una jovencita bien que deja su Devon natal para escapar de su familia y buscarse la vida en la gran ciudad. Aquí conoce a Innes, un hombre mayor que ella que le descubre el Londres nocturno y el amor. Por otro lado, Elina y Ted acaban de tener un bebé y juntos nos llevan de viaje por la paternidad y el cambio radical que provoca en tu vida, tanto de forma individual como para la pareja.

Visto así, no parece muy emocionante; de hecho, no es de los libros que te enganche y te emocione leer. ¿Qué tiene entonces esta historia? Me hice la misma pregunta cuando leí a Maggie O'Farrell por primera vez y creo que la respuesta está en su estilo. Ocurre lo mismo con Nickolas Butler ("Canciones de amor a quemarropa"): leerle no es una aventura llena de acción y giros argumentales, es un viaje intimista y reflexivo que no te tiene leyendo hasta las seis de la mañana pero, sin embargo, no puedes dejarlo porque quieres saber qué pasará después. Y creo que eso se debe a su forma de contar las cosas.

La magia de O'Farrell está en sus descripciones y en las sensaciones que transmite. Sus descripciones no son súper elaboradas, sino que son sencillas y, aún así, llegan a ser muy cinematográficas porque te  puedes imaginar fácilmente al personaje o el escenario que describe. Luego están las sensaciones: la nostalgia por una época que ya no existe, en el caso de Lexi e Innes; el agobio de una madre primeriza como es Elina que a la vez se siente un poco incorpórea y fuera del mundo, como si esa vida ya no fuera la suya; los miedos de un padre que se ve como un secundario en la vida de su mujer y no quiere perderla con la llegada de ese bebé que lo ha puesto todo patas arriba...

Y cuando ya estás metida en la historia, siguiendo estas dos tramas aparentemente sin relación, empiezan a aparecer sutilmente los puntos que las conectan. Es como el sprint final porque ahora no puedes parar de leer, sólo quieres saber qué relación tienen unas cosas con otras y cómo se resuelve todo. ¿Creías que la historia iba de tal cosa? ¿Que la trama iba por aquí? ¿Que el protagonista era este? ¡Error!

Me ha impresionado porque, al final, lo que nos hace Maggie O'Farrell aquí es un retrato de la maternidad conmovedor pero también inquietante y creo que bastante realista. Nos traslada el impacto que causan padres e hijos, cada uno en la vida del otro. Y yo no tengo hijos, pero igualmente ha sido un viaje muy interesante. Una historia entretenida, bien trazada, de estilo ágil y que me ha dejado con una sensación muy fuerte dentro, una mezcla entre desasosiego y ganas de levantarme a aplaudir gritando "Wow!". Además, la novela se remata con una cita de Rachel Cusk que es un absoluto golpe de gracia.

Lo dicho: aplauso un pie para "La primera mano que sostuvo la mía". 


Una gran elección para mi reto de de este mes en OhLibro!


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