"Que tenga una casa" de Florencia del Campo

 Una casa es ese lugar en el que no tenemos que escondernos, no necesitamos mantener nuestra máscara social, podemos ser nosotros mismos con nuestras manías, intimidades y secretos. También es ese espacio que todos deberíamos poder tener, al que todos deberíamos poder acceder. Todo ser humano necesita un espacio propio al que llamar hogar, un refugio en el que protegerse, desarrollarse y relacionarse con quienes mejor conocen todas sus caras, creando así su hábitat particular.

Que tenga una casa

Sobre la casa reflexiona Florencia del Campo en este “Que tenga una casa”, un librito de poco más de 150 páginas, editado por Candaya, que me llamó la atención porque hubo una época en la que me mudaba a menudo. Mi cabeza recuerda más de 20 mudanzas, aunque no sé hasta qué punto es confiable ya mi memoria, más aún porque entonces era una niña. Y sí, me he visto reflejada en sus experiencias, ideas y su visión de la casa, que define como un sistema intradoméstico que sólo entienden quienes lo comparten y que se sostiene gracias a ellos.

Y tiene toda la razón. Porque nadie, salvo los que vivimos en mi casa, sabemos qué mueble es el llamado “mueble del pasillo” y lo que vas a encontrar en él si te digo que me traigas algo de ahí. La casa y sus habitantes tienen su propio lenguaje, sus propias reglas de convivencia. Esa base se tambalea, y en distinta medida, cuando tienes que cambiar de piso por las razones que sean, si no encuentras casa, te independizas o directamente te mudas a otra ciudad u otro país.

Florencia del Campo aborda hasta esta última visión, la del exilio, como argentina residente en España, dándole una dimensión más amplia y enriquecedora a sus reflexiones. Así, a lo largo de sus páginas te cuenta sus aventuras buscando casa, su relación con las casas ajenas, el significado de la vuelta a casa cuando vives en otro país o la importancia de la “casa de la infancia” como referencia de nuestras futuras casas.

El libro contiene además muchas metáforas y paralelismos interesantes sobre la casa y las personas que la visitan, que se relacionan con ella y que la habitan; también sobre la casa y las relaciones amorosas; y la correlación más íntima que es la de la casa y el cuerpo, con sus grietas y reparaciones.

Unas reflexiones que además comparte con un estilo muy particular, porque incluye al lector en ellas, a veces como si estuviese pensando en voz alta. Lanza preguntas al lector sobre cómo debería escribir esta historia, alterna entre la primera y la tercera persona para distanciarse o no de un recuerdo… A veces es más un diario y otras, un ensayo más “académico” con sus citas y todo a otros autores y su visión de la casa. Todo esto también ha hecho que la lectura sea interesante, dinámica, incluso un pequeño juego.

"No me sorprende que la casa sea ahora la literatura que yo (re)produzco, que el reproche original o el reclamo inaugural surja de un relato y siente las bases para la escritura, y que mi relación con los hombres esté desde el fundamento dañada, como están dañadas las casas que necesitan reformas".

Me ha gustado mucho. Me ha hecho recordar mis mudanzas y lo que asocio con ellas; lo que significa tener casa y lo que te desequilibra no encontrarla o directamente no tenerla; cómo hacemos la casa nuestra y cómo nos hace suyos... En fin, si te interesa el tema de la casa, su simbolismo, el peso que tiene en nuestra persona y reflexionar sobre ello, "Que tenga una casa" puede ser tu siguiente lectura.

Muchas gracias a Babelio y a Candaya con el ejemplar.


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"Que tenga una casa" de Florencia del Campo está editado por Editorial Candaya en tapa blanda con solapas, pertenece a su colección de Narrativa, su tamaño es de 21×14 cm y tiene 160 páginas. Su llamativa portada es una imagen de Frank Kunert.


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